La madre da un brinco de alegría al enterarse de que su
querida flaca se fue en la primera convocatoria, y se encamina hacia el
bachillerato, se siente contenta, ella apenas llegó a un tercero de la
primaria, sin embargo en esa alegría por el logro alcanzado, sabe la madre que
todavía falta mucho camino en la enseñanza de su niña, eso sí la entristece que
después de tantos años cursados, pre-kinder, kinder, hasta llegar a octavo
curso, su hijita solo lee y escribe, nada mas. Ya tiene pensado hacer unos ahorritos
para pagarle un curso de computadora o de inglés.
El padre se siente orgulloso, Pablito ya casi está a las
puertas de la Universidad, ha sido un largo camino, piensa el padre, recuerda
de esos agostos tormentosos, en donde tenían que ingeniárselas, no solo para
buscar el dinero de la inscripción y los útiles de Pablito, también los de
Margarita y María Mercedes.
Se siente feliz por lo alcanzado por su primogénito, y claro
consigo mismo, porque entendió la dinámica de la sociedad, e hizo un esfuerzo
mayor, así Pablito realizó varios cursos técnicos, con lo aprendido en ellos,
desde hace unos meses ya labora en una empresa
Otro padre en un lugar de Santo Domingo Oeste, piensa que es
urgente reformular el sistema educativo dominicano, cambiar ese modelo que
reproduce personas que no generan ideas, que no están hábiles siquiera de
conseguir un empleo, después de pasar mas de 12 años metidos de una aula a
otra, con el costo económico para las familias y para el Estado.
Es inaplazable darle un nuevo rumbo a la educación
dominicana, se logró el compromiso del 4%, sin embargo, más recursos no indica
necesariamente que habrá mas calidad en la educación, por eso, es de urgencia
cambiar un modelo que hace tiempo colapsó.