En el comedor de Nena, un joven de 32 años, dice apesadumbrado, que él
tiene mala su suerte, que si será brujería que le echaron, y va contando sus
penas en cada cucharada de arroz con pollo guisado que se lleva a la boca. En
frente un amigo no se contiene, sé su propósito, le hago señas para se calle,
no me hace caso y empieza a decirle, mala suerte, usted lo que tiene es
buenísima suerte, su problema es el maldito casino, cada vez que consigue algo
se va a jugar.
Mala suerte, perdió el minibús y
el carro, ahora quiere vender la casa, para irse a jugarlo, usted lo que está
es de siquiatra, maldito loco, nuestro amigo ludópata se defiende, trata de
justificar que en verdad tiene mala suerte, que le hicieron un trabajo, y que
por eso no levanta a cabeza, entonces intervengo entre los dos y logró que
cambiemos de tema.
Llegamos al diputado preso, otros
se integran al tema, se habla de los atributos de las menores, de la condición perruna
del hombre, del si ella quiere y yo quiero, se trata en alguna forma de
justificar al agresor, eso interviene un señor y dice que a las menores hay que
dejarlas crecer, que vayan a su escuela, que quemen sus etapas, indica el
expositor que el ella quiere, es muy subjetivo, que un mayor de edad, tiene
miles de formas de manipular a un niña, cree aquello de la condición de perro, pero
señala que hay que controlarse, y enfocarse siempre en una adulta, que si es
experimentada mucho mejor, y no hay que dar explicaciones, ni decir que me
trataron de chantajear, o tratar de convencer a Martín Montilla para que vaya al Palacio de Justicia en nuestro auxilio.
Mientras el tema sigue, el
legislador de Santiago Rodríguez, residirá unos meses en la casa menos deseada.
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