sábado, 8 de septiembre de 2012

Sábado por la mañana.



Nos hemos quedado en la casa Arismel y yo, después que se bebió 8 onzas de leche, busca un par de sillas, y me invita al balcón, nos sentamos uno al lado del otro, me digo, déjame encender el radio, la 88.1, fue lo primero que encontré, el Sol de México cantaba,  Arismel me dijo Siro: quítalo, deseaba ella, algo mas movido, tomo el control, ahí Siro, ahí Siro, me reclama, sonaba una bachata, empezó a dar unos pasitos y levantar sus brazos, a mostrar todos sus dientes.

Luego le puse un merengue, mi pequeña se encendió, no sé si será cosa de padre, pero cuanta gracia tiene esa niña para el baile, todavía Sergio no había concluido la canción, se fue la luz, cuando Arismel estaba de lo mas contenta bailando, se puso guapa, me dice que busque la luz, me insistía, le dije que no era amigo de Bichara, ni tenía su teléfono, y en un ataque de rabia lanzó el clásico y a veces muy necesario cooño, la corregí, pero de verdad que le quedo bonito.

Para entretenerla me puse a cantar, o más bien a vocear, siempre he tenido respecto por los buenos cantantes, como Luis Miguel, Sinatra, Javier Solís, Rocío Jurado, Sonia Silvestre, y una larga lista de exquisitos interpretes, era mi turno, estábamos en merengue cuando la energía se marchó sin avisar,  lo primero que se me ocurrió fue: ay no te alejes de mi bailando, que la fiesta se termina y ya te vas, ay no te alejes de mi bailando, que la fiesta se termina y ya te vas, mi bella niña gozaba y aplaudía.

No podía parar, seguí con Ramón Orlando, con aquella hermosa canción que cantaba Fénix Ortiz: más, más, que a mi vida, mira, yo te quiero más, más, eres todo lo quiero y todo lo que deseo. El cometido se cumplía, la hija de Aridia, poco a poco con el perfomance de su Papi, olvidaba que la luz se había marchado, y es que Arismel le encanta la música, hay que verla cuando en la tele colocan un spot de un reconocido banco, ella no puede sustraerse al swing de Los Rosario, y bailar se ha dicho.

Mientras mi pequeña se mueve, no ha soltado una piedra que le traje del Jardín Botánico, de verdad que los niños si saben como divertirse, y no sé porque razón si estoy tan contento compartiendo con mi pequeña, recuerdo a Serrat, y sus Locos Bajitos; nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan, y que un día, nos digan adiós.









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