Nos hemos quedado en la casa
Arismel y yo, después que se bebió 8 onzas de leche, busca un par de sillas, y
me invita al balcón, nos sentamos uno al lado del otro, me digo, déjame
encender el radio, la 88.1, fue lo primero que encontré, el Sol de México
cantaba, Arismel me dijo Siro: quítalo,
deseaba ella, algo mas movido, tomo el control, ahí Siro, ahí Siro, me reclama,
sonaba una bachata, empezó a dar unos pasitos y levantar sus brazos, a mostrar
todos sus dientes.
Luego le puse un merengue, mi
pequeña se encendió, no sé si será cosa de padre, pero cuanta gracia tiene esa
niña para el baile, todavía Sergio no había concluido la canción, se fue la
luz, cuando Arismel estaba de lo mas contenta bailando, se puso guapa, me dice
que busque la luz, me insistía, le dije que no era amigo de Bichara, ni tenía
su teléfono, y en un ataque de rabia lanzó el clásico y a veces muy necesario
cooño, la corregí, pero de verdad que le quedo bonito.
Para entretenerla me puse a
cantar, o más bien a vocear, siempre he tenido respecto por los buenos
cantantes, como Luis Miguel, Sinatra, Javier Solís, Rocío Jurado, Sonia
Silvestre, y una larga lista de exquisitos interpretes, era mi turno, estábamos
en merengue cuando la energía se marchó sin avisar, lo primero que se me ocurrió fue: ay no te
alejes de mi bailando, que la fiesta se termina y ya te vas, ay no te alejes de
mi bailando, que la fiesta se termina y ya te vas, mi bella niña gozaba y aplaudía.
No podía parar, seguí con Ramón
Orlando, con aquella hermosa canción que cantaba Fénix Ortiz: más, más, que a
mi vida, mira, yo te quiero más, más, eres todo lo quiero y todo lo que deseo.
El cometido se cumplía, la hija de Aridia, poco a poco con el perfomance de su
Papi, olvidaba que la luz se había marchado, y es que Arismel le encanta la
música, hay que verla cuando en la tele colocan un spot de un reconocido banco,
ella no puede sustraerse al swing de Los Rosario, y bailar se ha dicho.
Mientras mi pequeña se mueve, no
ha soltado una piedra que le traje del Jardín Botánico, de verdad que los niños
si saben como divertirse, y no sé porque razón si estoy tan contento
compartiendo con mi pequeña, recuerdo a Serrat, y sus Locos Bajitos; nada ni
nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan
por ellos, que se equivoquen, que crezcan, y que un día, nos digan adiós.
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