jueves, 24 de marzo de 2011

    Eso de los asesinatos a las mujeres, es un asunto delicado,
    que encierra muchas complejidades. Cómo puede una
    mujer darse cuenta de quien la pretende es un potencial
    asesino, una mujer se enamora y después le sale un patán,
    un verdugo, una bestia.

    Ellas no pueden saber que detrás quizás de una sonrisa
    agradable y de un trato exquisito, se encuentre la némesis
    de su vida. Porque los hay que dan señales de lo que se
    convertirán luego de la conquista; insultos, reclamos, espionajes,
    agrias discusiones, van marcando una historia que
    no terminará bien.

    Pero los hay que ocultan sus demonios internos, y llevan por
    dentro, esa terrible violencia a quien da la vida.

    En el pensamiento de una gran parte de los hombres, existe
    no la percepción, sino la convicción de que la mujer es una
    pertenencia y nada más.

     Y tan solo basta con oir algunos comentarios cuando una
     de esas vidas inocentes es cercenada: '' hay que ver lo
     que le hizo esa mujer a ese pobre para que la matara,
     lo más problable es que se puso de malcria o de cuernera'',
     ''ella se buscó su muerte''. 
      
     Muchos tratan de justificar al agresor, al vulgar asesino.

     La muerte es lo ostensible, lo que no puede ocultarse, ya
     que miles de mujeres sufren los maltratos, la indolencia
     de sus compañeros, quienes convierten sus vidas en una tragedia.

     Y ni hablar cuando terminan una relación, que piensan que
     tal vez, empezarán una nueva vida, los ex le hacen la existencia
     imposible.

     También los hijos pagan con sus vidas, el salvajismo de unos
     hombres cargados de odio. Es una trampa en la que caen millares
     de mujeres, un hombre educado para maltratar, en famillias donde
     se le propician las novias, en donde se le celebran las conquistas.


     Es un asunto que se arrastra por generaciones, en las que al
     macho le lucen los nuevos amoríos y las bellaquerías, y la
     mujer es vista como un objeto.

     Esa cultura de posesión y violencia, que hay que cambiarla.
     Y que cuando una mujer ponga una denuncia en contra de
     un posible asesino, se le haga caso y se le brinde toda la
     protección posible.

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