Muchos funcionarios y personas afines al gobierno, se les hace
difícil verse fuera de las mieles que da el poder. Ellos saben que
la constitución es clara y prohíbe la relección presidencial conse
cutiva.
Cuentan de los que disfrutan de estar arriba, que es la mejor de las
vidas, se consume mucho y se gasta poco, se pasean en lujosos
vehículos, visitan los restaurantes de moda, se bajan de un
avión y a seguidas abordan otro, sus cuentas bancarias crecen,
en fin que es una muy buena vida.
No conciben su modus vivendi lejos de los gobiernos,
se entiende cuando reclaman al presidente Fernández, que siga,
que no importa cómo, pero que siga.
Ellos no creen en la alternabilidad, ni nada que se le parezca,se
acostumbraron a una forma de vida muy cara, y cuando la hora
electoral se aproxima, se agrupan y hacen lo que sea, para que nadie
atente contra su bienestar.
No es nada fácil dejar esa Dolce Vita.
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