Dicen algunos de los que han estado en el poder, que es casi imposible desprenderse de el, que hay un fuerza magnética superior que los hace apegarse, que es fascinante estar ahí, que es casi o mejor que la gloria misma.
Cuando se vive allá arriba, se olvidan de postulados anteriores, se sepultan ardientes concepciones, ese continuismo tantas veces combatido, pasa a hacer teoría en desuso.
No es lo mismo desde allá, por eso se nota que quienes andan por esos alrededores hasta el semblante les cambia, y nunca tienen un rostro de preocupación, y claro echan algunas libras demás. Sus declaraciones juradas hablan por si solas.
He observado todo el debate en cuanto a lo que era la posible repostulación del presidente Leonel Fernández, hay muchos que tomaron la constitución y la enarbolaron, dijeron que lo primero es respetar la carta magna, y hablaron, hablaron, pero su discurrir en la vida pública no ha sido precisamente la coherencia entre lo que dicen y después hacen, otros muchos, los menos, han mantenido la coherencia y el paso del tiempo y la seducción del poder no los ha hecho cambiar de opinión.
Hace muy pocos años, Hipólito Mejía, dijo que le estaba gustando el carguito, y por ese gusto, reformó la constitución, con el fin de de continuar por 4 años más en la Delgado , gente que hizo su vida y hasta ganó prestigio combatiendo a Balaguer y su continuismo, pasaron a apoyar a Mejía en su intento fallido por seguir dirigiendo los destinos nacionales. No estaban en la oposición y el poder se impuso sobre la retórica que mantuvieron por décadas.
Crecí escuchando barbaridades del anciano caudillo, y una de las criticas más encendidas era la relativa al tema de la reelección, los años han ido pasando, Balaguer se convirtió en el referente de una gran parte de los políticos locales, que en su accionar reivindican sus prácticas.
Balaguer donde quiera que se encuentre, no para de reírse.
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