Por Francisco Luciano
En la generalidad de la gente, se ha
construido la percepción de que la política es sucia, de que los políticos
somos corruptos, mentirosos y farsantes, a los que no nos interesa el bien
común y que toda nuestra predica de honestidad y hombría de bien es la farsa
con la que ocultamos nuestras verdaderas y malsanas intenciones de apropiarnos
de todo lo ajeno para nuestro propio beneficio.
Lo cierto es que a esta visión de la política
y de los políticos ha contribuido sobremanera la conducta de gente que ha
ejercido la política y provocado escándalos con sus devaneos, inconductas,
ambiciones, pero también con su displicencia.
Ha llegado el momento de cambiar esa
percepción en la población y de recuperar la fe en los hombres de bien que
ejercen la política poniendo el mayor interés en realizar el bien común, el
ejemplo comienza a brindarse desde el propio palacio presidencial con la
actitud de un presidente de la republica que prometió hacerlo de manera ética y
moral, para ganarse el derecho a exigir que sus colaboradores también lo sean.
El presidente Danilo Medina, anuncio durante
el Consejo de Gobierno de la semana pasada un conjunto de medidas que aunque
sencillas que envían un fuerte y claro mensaje de que no se
permitirá ni derroche ni francachela con los recursos públicos, poniendo límite
a la conducta de hacer fiesta con los dineros del gobierno.
Todos estamos obligados a contribuir para que
dichas disposiciones sean cumplidas desde la A hasta la Z.
¿ Y cómo vamos a contribuir los
ciudadanos de a pie?, denunciando con nombre y apellidos a quienes burlen las
disposiciones contenidas en el decreto presidencial, en el entendido de que
todo lo ahorrado será usado para beneficiar a la población y sus comunidades.
El uso de tarjeta de crédito discrecional, los
viajes, las fiestas, los regalos, las llamadas internacionales desde celulares,
así como los gastos de representación ilimitados, quedan eliminados por
disposición expresa del presidente Danilo Medina, que se ha fijado como meta,
cambiar durante su gobierno, la percepción generalizada de que no es posible
frenar ni la corrupción, ni el desenfreno de los políticos una vez alcanzan el
gobierno y se embriagan de poder perdiendo el sentido y olvidando que la gente
los eligió porque fueron capaces sembrar ilusiones y esperanzas de cambio.
Es natural que muchos se expresen
escépticos pues durante los últimos cincuenta años, con la excepción del
gobierno de Juan Bosch, políticos han hecho desde el gobierno lo contrario de
sus promesas en campaña, por lo que el compromiso de hacer lo que nunca se hizo
en materia de honestidad gubernamental debe ser cumplido desde el primer
día.
Alguien, no recuerdo quien, me dijo que mi
ilusión con Danilo le daba risa, porque eso que el plantea de hacer las cosas con
honestidad desde el gobierno no es posible, mi respuesta ha sido ¡Claro que es
posible!
El autor es catedrático universitario y
dirigente del PTD.
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