miércoles, 22 de agosto de 2012

Me sorprendí al verle


Me sorprendí al verle, aquella noche, él no paraba de bailar, esto sí que era una novedad, usted me dirá que de novedoso hay en que alguien baile, pero caramba, no era rock and roll, no sonaba Led Zeppelin, ni mucho menos Van Buuren.

De verdad no sé que le sucedió, este hombre rumbeaba, se dejaba llevar por el contagioso ritmo. Parecía una noche de despojos. Abandonó en un bar de la ciudad de Santo Domingo el exquisito Jack Daniels, y quizás no lo crean, prefirió el Brugal.

Continuo en esa misma línea, dejó consciente o inconscientemente a un perturbado Ciudadano Cero en Calle Melancolía.

Dicen que practica varios deportes, por eso talvez  no se cansaba de bailar, él y la 18 captaban la atención de los parroquianos, mientras que Anthony Santos se encargaba de la parte musical.

Por esa noche guardo teorías y reflexiones. Nada de bosones, de células madres, ni del Curiosoty, nada de que la pobreza por poco y se lo lleva de este mundo.

No entraré en detalles, si bailó bien o no, si pisó o no a la 18, pero cuando se retiró en la naranja mecánica, iba diciendo; me gusta esa vaina, me gusta esa vaina..

El lunes me cuentan retornó sin culpas, a la prudencia, a su sol con zeta, a su 54 al revés, volvió a la metafísica, al por qué de los por qués, a Silvio y a Sabina. Y claro al BB y las tabletas…




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