De qué escribo, le pregunto a
Arismel, escribe sobre mi, Siro, me responde, y entonces la complazco.
Llegaste un 15 de julio a las
diez y cinco de la noche, según el parte médico, antes de la fecha indicada, te
esperábamos a finales de ese mes, pero que bueno fue conocerte antes.
Los primeros momentos tuyos
fueron de largas jornadas de gritería y gran ingesta de leche. En principio yo
nada tenía que ver con quitar y poner pampers, las circunstancias me llevaron a
tener que realizar esas dignas labores, confieso que todavía no aprendo a
peinarte y me vuelvo un lío al vestirte.
De ves en cuando te sueles enfermar,
y nos vamos para el médico a la espera de que uno análisis digan que estás
bien, que es una simple gripe o fiebre, recuerdo que una molestosa ameba irrumpió
en ti, con apenas dos meses, hicimos un cambio en el agua que consumías, y
hasta ahora esa vil señora no ha vuelto a importunarte.
Te fascina jugar, de juguete te
sirve desde mi correa o cualquier cosa que encuentres a tu paso arrollador, te
ríes muchísimo, claro mas en la casa, que en la calle, eso sí, si no se te
complace algún capricho, tu garganta se enciende y a llorar se ha dicho, y
pobre de quien de ti este cerca, puede resultar golpeado.
Hija mía, a ti te encanta pasear,
llego a la casa y me dices de forma imperativa, Papi, Siro, vámono. Uno de tus
hobbies es buscar la luna, sin embargo ella a veces no aparece, te pones
rabiosa, también gustas saludar a los transeúntes cuando estás en el balcón.
Heredaste de tu tío Luciano,
conversar, cada vez que estoy viendo Tele Noche, me saboteas y te da por
establecer diálogos conmigo y la comunicación se te complica porque pretendes
expresarte más allá de lo que tu joven vocabulario te lo permite.
Bailas mucho, ante cualquier
sonido te meneas, por suerte tienes ritmo como tu madre, ya que Siro, es
bastante pesado para los bailes. Una de tus palabras favoritas, es sin duda,
tía, el día entero te la pasa llamando a tu consentidora tía, aquí entre nos,
es un lujo tener esa tía de vecina.
Caramba, Arismel, te has dormido,
sin ver la luna aparecer, quizás ella mañana, no importa de que lado, ni en que
forma, venga a visitarte. Que duermas bien.
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